20 noviembre 2005

La Perfección

¿Tensión alta? ¿Desgaste dental? ¿Dolor cervical? ¿Sueño pasajero? ¿Accesos de ansiedad?


Estos son algunos de los síntomas de una persona con un perfil perfeccionista. Dicha persona se concentra tanto en la búsqueda de la perfección que inevitablemente se ve avocada en un círculo vicioso de autocrítica y mal estar.

Hay que decir que va implícito en la personalidad de cada uno, bien grabada en los genes, bien fruto de la infancia. Sea como fuere, los que se esfuerzan por alcanzar la perfección muchas veces no se dan cuenta de su actitud perfeccionista.

Por experiencia propia, puedo decir que no es agradable la sensación de agobio, pérdida de tiempo, etc. Y, como he dicho, es un problema de personalidad. ¿Qué se puede hacer? Varias cosas he probado con éxito:
  • Mejorar el sentido del humor: siempre hay motivos por los cuales reírse; incluso cuando se hace algo mal, es mejor tomárselo como algo por lo cual estar contentos.
  • Cada fracaso es una nueva experiencia: nadie es el/la mejor; tenemos que pasar por la experiencia del desengaño para saber lo que es.
  • Compartir nuestras decepciones: el hablar con otr@s de nuestras expectativas no cumplidas nos ayudará a no darle tanta importancia; quizá haya sido mejor así.
  • Respirar aire libre: esto es fundamental para mejorar nuestra actitud con respecto a la vida; la oxigenación del cerebro nos ayudará a reordenar las ideas y tener una actitud más positiva.
  • Sonreír: aún sin ganas, sonreír es una excelente terapia para estimular el riego cerebral.
  • No tomarse demasiado en serio: muchas veces sobrevaloramos las situaciones; en realidad, pocas cosas son trágicas o transcendentales, o que no se puedan arreglar con una simple disculpa.
  • Que otros vean que erramos: lógicamente, el que los demás vean que también nos equivocamos abrirá nuevas vías de comunicación que, al aparentar hacerlo todo "perfecto", es posible que estuvieran cerradas.
El cambiar los rasgos de nuestra personalidad es cuestión de mucho tiempo, no de un par de semanas. Pero si se pone fuerza de voluntad, con el tiempo se consiguen cambiar aquellos defectos que tanto nos molestan.

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