15 mayo 2007

¿Amante o amado?

¡Qué bonito es el amor! (o eso dicen). ¡Y más que nunca en primavera! ¡Y qué bonito es querer y sentirse querido! (en términos románticos).

Hablando desde la inexperiencia y desde la mera teoría observacional, al principio de una relación es todo de bellos colores y tiernos aromas. Y, por supuesto, hay que disfrutar de dicho momento, pues es probable que no se repita (por lo menos con la misma persona).

Sin embargo, con el paso del tiempo, normalmente se experimenta un ligero (o no tan ligero) enfriamiento del amor inicial. No es algo malo en sí mismo, puesto que eso indica que la relación se ha vuelto más estable y se antepone el verdadero amor a la ceguera romántica. Para qué lo vamos a negar: nadie es perfecto, y aquí todos cometemos errores, y si no se han visto durante el noviazgo, mejor que se empiecen a percibir en la vida de matrimonio.

Pero ciñéndome al tema del cual quería reflexionar en esta ocasión, diré que sea cual sea la relación de pareja que exista, siempre existirá la persona "amada" y la persona "amante" (esto no tiene nada que ver con infidelidades). Es decir, existirá la persona "amada", aquella que recibe gran parte del cariño intercambiado en la relación, y hacia la cual irán dirigidas la mayoría de las atenciones, casi manifestando una actitud de merecimiento de tales cuidados. Y por otro lado, existirá la persona "amante", la cual no escatimará tiempo y esfuerzos en hacerle ver a la persona "amada" que es la niña de sus ojos, y que estaría dispuesto a alcanzar lo imposible por ella.

Creo que es poco menos que improbable que en una relación exista un equilibrio perfecto entre estas dos diferentes conductas. En dicho vínculo siempre habrá alguien que demuestre más amor, siempre habrá alguien que se sienta más agradecido/a por tener a la otra persona a su lado, siempre habrá alguien que derroche amor por los cuatro costados, mientras que la otra persona se limite a recibirlos y/o corresponderlos en menor medida.

Pero esto no se limita a las relaciones de pareja. Es un hecho que nos sucede en todas las relaciones humanas cercanas que podamos tener. Si parece difícil de creer, sólo hay que pararse a analizar lo que uno da, y lo que recibe a cambio, no en pago, sino en correspondencia. Por supuesto, esto no es una "ciencia" exacta, y puede darse el caso de que ambas personas estén más o menos equilibradas, o sencillamente que se odien a muerte.

Y tú... ¿eres amante, o amado?


25 enero 2007

"...este período de tumba..."

Eres la más joven, pero ya no una chiquilla.

La vida no es fácil; cada cual se cree con derecho
a ser tu maestro y se abroga atribuciones
que a ti te desesperan.

Yo te digo:
Sé por experiencia
lo que se debe y lo que no se debe hacer.

Todo el año, día tras día,
estás oyendo estas pesadas verdades.

Los defectos de los que aconsejan,
nunca tienen importancia.
Y tú sola llevas el peso de los reproches
que te dirigen sin pensar si son justos.

No siempre es fácil la tarea de tus padres,
debiendo juzgar siempre
y no siendo siempre justos en sus juicios.

Desde luego, parece raro
oír los reproches que dirige a los mayores
una chiquilla como tú.

Estás rodeada
de viejos cascarrabias, cuyos sermones
debes tragarte como una amarga píldora
para no romper la paz.

Pero no pierdas el tiempo que pasa
porque hay el estudio,
y los libros
y la lectura es un bálsamo.

Más delicado es el punto
de la coquetería:
«¿Qué me pondré hoy?
¿Qué me pondré mañana?
No me quedan ya medias,
tengo la camisa rota
y los zapatos destrozados.»

¡Cuántos sinsabores, cuántas calamidades!


De su padre, a Anne Frank

01 enero 2007

Y uno aprende...

Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.

Y uno aprende
que el amor no significa recostarse
y una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender...
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo
uno aprende que, si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...

Y con cada adiós uno aprende.

José Luís Borges