15 octubre 2006

Detente... abre los ojos y... piensa

Que rápido vivimos... ¿no es cierto? Que fugaz parece todo... cuando te quieres dar cuenta, ya se ha pasado... y, por suerte o por desgracia, no volverá.

Ya desde por la mañana nos levantamos "a las carreras" y parece que casi todo lo tenemos programado, por no decir la totalidad. El trabajo, las obligaciones familiares, las responsabilidades morales y religiosas, la comida, las actividades de la tarde, la cena, acostarse... y a la mañana siguiente el ciclo comienza de nuevo.

Me pregunto cuántos de nosotros nos paramos, aunque sea una vez al día, para meditar en el curso de nuestra vida, su velocidad y su propósito. Es más, ¿nos paramos a pensar si somos felices haciendo lo que hacemos? ¿Tenemos la intención de cambiar? ¿Queremos que eso pase?

Si no tienes la costumbre, mírate un poco "el ombligo" de vez en cuando y préstate un poco de atención. Eso no significa ser egoísta, sino quererte. Si vives la vida como si fuera una sucesión de diapositivas que no puedes parar ni evaluar, llegará un momento en el que todo te será tan ajeno e indiferente, que tu humanidad se convierta en simple emocionalismo sin sentimiento... vanal, absurdo.

Detente todos los días a meditar... abre los ojos de la comprensión y... piensa en cómo puedes crear felicidad. En buena medida, depende de tí.

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